Algunos factores
pueden aumentar el riesgo de sufrir problemas de salud mental, entre ellos:
- Tener un pariente consanguíneo (como padre o hermano) con una enfermedad mental
- Las situaciones estresantes de la vida, como problemas financieros, el divorcio o la muerte de un ser querido.
- Enfermedades permanentes (crónicas), como la diabetes
- Daño cerebral como consecuencia de una lesión grave (traumatismo cerebral), por ejemplo, a causa de un golpe violento en la cabeza.
- Experiencias traumáticas, como el combate militar o haber sido víctima de un ataque
- Consumo de alcohol o de drogas recreativas.
- Haber sufrido maltrato o abandono durante la infancia.
- Tener pocos amigos o pocas relaciones interpersonales saludables.
- Una enfermedad mental anterior.
- La enfermedad mental es frecuente. Durante un año determinado, 1 de cada 5 adultos padece una enfermedad mental. La enfermedad mental puede comenzar a cualquier edad, desde la infancia hasta la edad adulta, aunque la mayoría comienza en etapas previas de la vida.
- Los efectos de la enfermedad mental pueden ser temporales o duraderos. También es posible sufrir más de un trastorno de salud mental al mismo tiempo. Por ejemplo, puedes tener depresión y un trastorno vinculado al consumo de sustancias.
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